Es unos de los días preferidos por este grupo de cobardes a los que no les tengo miedo ¿no?
Suelen reunirse en una cantina en la que dicho día de la semana cobran a tan sólo un euro el medio litro de cerveza.
Llegan tardísimo y no tardan en encontrar aposento, aunque para ello tengan que recurrir a su especialidad: liarla.
Sin ir más lejos, la última vez que se les avistó por allende, cogieron de una esquina el velador donde convergían una mujer y su primogénita de corta edad, y al grito de "¡¡vamos señora que mañana hay colegio!!" (uno de ellos dió incluso dos palmadas, ni más ni menos) balancearon hacia uno y otro lado dicho objeto metálico de cuatro patas, hasta que las hembras rehuyeron despavoridas, momento que aprovecharon para adueñarse de él.
Estamos cansados, hartos, hasta fatigados diría yo, de denunciar los hechos de esta gentuza, porque no tienen otro nombre.
Es más, no es la primera vez que se ceban con esta minoría étnica.
Un Sábado que estaban viendo un partido en una taberna familiar, obligaron a marcharse a un padre divorciado que cargaba con sus herederos, porque uno de ellos atesoraba una pequeña llantina. Las continuas frases insultantes, tales como "vamo a callá los niñoooooooo" obligaron al cabeza de familia responsable a abandonar el comercio, no pudiendo así pagar la manutención de sus vástagos.
Suelen reunirse en una cantina en la que dicho día de la semana cobran a tan sólo un euro el medio litro de cerveza.
Llegan tardísimo y no tardan en encontrar aposento, aunque para ello tengan que recurrir a su especialidad: liarla.
Sin ir más lejos, la última vez que se les avistó por allende, cogieron de una esquina el velador donde convergían una mujer y su primogénita de corta edad, y al grito de "¡¡vamos señora que mañana hay colegio!!" (uno de ellos dió incluso dos palmadas, ni más ni menos) balancearon hacia uno y otro lado dicho objeto metálico de cuatro patas, hasta que las hembras rehuyeron despavoridas, momento que aprovecharon para adueñarse de él.
Estamos cansados, hartos, hasta fatigados diría yo, de denunciar los hechos de esta gentuza, porque no tienen otro nombre.
Es más, no es la primera vez que se ceban con esta minoría étnica.
Un Sábado que estaban viendo un partido en una taberna familiar, obligaron a marcharse a un padre divorciado que cargaba con sus herederos, porque uno de ellos atesoraba una pequeña llantina. Las continuas frases insultantes, tales como "vamo a callá los niñoooooooo" obligaron al cabeza de familia responsable a abandonar el comercio, no pudiendo así pagar la manutención de sus vástagos.
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