Lo que llevamos ya presenciando un sin fin de fines de semanas tiene que salir ya a la luz, aún a riesgo de poner en peligro nuestra integridad.
Ese grupo de innombrables que todos conocéis ya van buscando cafeterías por toda la geografía andaluza en la que poder sentarse en la puerta a disfrutar de un descafeinado de sobre. Cuando llega el momento de las copas, abren la cremallera de una mochila en la que han tenido encerrado durante varias horas a un lechón y comienzan a masturbarle impunemente, no sin antes haber tomado las medidas de higiene propias (guantes de latex).
Cuando prevén que dicho gorrino está a punto de echar el zomaqui, se acercan a una fémina cualesquiera de las que haya por allí sentadas y le muestran el chancho al unisono que pronuncian las palabras (pueden variar) "illa mira un lechón" y le terminan el onanismo en el rostro de la chica, abdicando, y sin dejarle tiempo para la reacción.
El tumulto-jolgorio que se forma es desconcertante, situación que aprovechan para huir cobardemente mientras se echan unas risas.
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